Síntomas de diabetes

La diabetes es una enfermedad metabólica que se caracteriza por la elevación crónica de los niveles de glucosa en sangre, lo que puede tener graves repercusiones en la salud si no se gestiona adecuadamente. Esta alteración en los niveles de azúcar puede afectar a diferentes órganos y sistemas del cuerpo humano, provocando complicaciones a largo plazo si no se recibe el tratamiento adecuado. Existen dos tipos principales de diabetes: la tipo 1, que tiene un componente genético y suele diagnosticarse en la infancia o adolescencia, y la tipo 2, que generalmente se desarrolla en adultos y está estrechamente relacionada con factores como la obesidad, la inactividad física y una dieta inadecuada.

Ambos tipos de diabetes se caracterizan por niveles de glucosa en sangre superiores a los valores recomendados por los estándares internacionales. En términos generales, los niveles normales de glucosa en sangre deben estar entre 70 y 110 miligramos por decilitro en ayunas, aunque algunos rangos pueden variar ligeramente dependiendo de las guías médicas. Cuando los valores superan los 115 mg/dl, se considera que hay una alteración en la regulación del azúcar en el cuerpo, lo que podría indicar la presencia de diabetes.

En el caso de la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina, una hormona esencial para que las células puedan absorber la glucosa de la sangre y convertirla en energía. Esto sucede porque el sistema inmunológico ataca y destruye las células del páncreas que producen insulina. Por otro lado, en la diabetes tipo 2, las células del cuerpo se vuelven resistentes a la insulina, y con el tiempo, el páncreas no puede producir suficiente insulina para mantener los niveles de glucosa bajo control.

Es importante destacar que tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 requieren un manejo constante para evitar complicaciones como enfermedades cardiovasculares, daño renal, problemas de visión y neuropatías. El tratamiento incluye cambios en el estilo de vida, como una dieta saludable, ejercicio regular y, en algunos casos, medicación para controlar los niveles de azúcar en sangre. La prevención y el control temprano son claves para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por esta condición crónica.

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